Columna de opinión de Georgina Renard
El Foro Abierto es una serie de encuentros que estamos llevando a cabo dentro del marco del programa FUTURO Usach 2024, con el objetivo de generar un espacio de discusión y reflexión sobre los grandes desafíos que enfrenta la comunidad universitaria. En su sexta sesión, titulada “Drogas, narcotráfico y reducción de daños”, se abordó desde una perspectiva crítica cómo el consumo de drogas y el narcotráfico atraviesan nuestras vidas de formas sutiles, pero profundas, además de cuestionar prejuicios, desmantelar mitos y explorar estrategias como la reducción de daños para imaginar un futuro más consciente, seguro y humano.
Esta sesión contó con la participación de Georgina Renard, investigadora científica y directora de CIBAP, especializada en neurobiología de conductas adictivas; Miguel Reyes, científico de CIBAP, quien estudia la relación entre la estructura de drogas y su efecto antidepresivo y Camilo Obregón, presidente de Reduciendo Daño, enfocado en mitigar los impactos del consumo de drogas. El panel compartió sus perspectivas en una conversación moderada por Carla Rivera.
En la columna de opinión, que compartimos a continuación, Georgina Renard reflexiona sobre los efectos del consumo de drogas en los estudiantes universitarios, destacando los riesgos asociados al consumo temprano y el uso indebido de sustancias, además de proponer soluciones desde la investigación y la política pública.
Las drogas de abuso son aquellas que alteran el funcionamiento del cerebro, aumentando la liberación de dopamina en el circuito de la recompensa, lo que genera sensaciones de “placer” y nos motiva a seguir consumiéndolas, lo que puede llevar a la adicción. Entre estas sustancias se encuentran las ilegales, como la cocaína, la metanfetamina, la marihuana, la heroína, el tusi, así como las legales, como el alcohol y la nicotina, y otras de prescripción médica, como las anfetaminas, el metilfenidato, la morfina, el fentanilo y las benzodiacepinas, como el clonazepam.
En el ámbito universitario, es común el consumo de estas sustancias, especialmente en fiestas o eventos sociales, siendo el alcohol, la nicotina y la marihuana las más consumidas. Sin embargo, también se observa un uso elevado de psicoestimulantes como la anfetamina (Lisdexanfetamina), el metilfenidato (Ritalin) y el modafinilo (Mentix), con el fin de mejorar el rendimiento académico, aumentar la concentración y estudiar mejor.
Es fundamental entender que cualquier droga, ya sea de abuso o de prescripción médica, tiene efectos adversos. Incluso sustancias aparentemente inofensivas, como el paracetamol, pueden tener riesgos si no se toman en la dosis correcta. A medida que aumenta la dosis, también lo hace el riesgo de sufrir efectos negativos. Además, no todas las personas reaccionan de la misma manera a las drogas, por lo que es crucial que el uso de cualquier fármaco esté bajo supervisión médica.
En relación con las drogas más consumidas en el ámbito universitario, un factor clave es la edad de inicio del consumo. Es bien sabido que el cerebro humano sigue desarrollándose hasta aproximadamente los 21 años, y durante este proceso se forman las conexiones neuronales que influirán en cómo se perciben y se toman decisiones sobre lo que es bueno, malo, correcto o riesgoso. Si el consumo de drogas comienza antes de esta edad, puede alterar el desarrollo cerebral, llevando a que se perciban sustancias peligrosas como algo “bueno”, lo que facilita el inicio de una adicción. Además, el consumo temprano de drogas aumenta la probabilidad de adicción a otras sustancias.
Es importante destacar que, aunque la adicción no es el único riesgo asociado al consumo, siempre existen consecuencias. No todos los consumidores desarrollarán adicción, pero todos están expuestos a riesgos, y es necesario ser consciente de ellos.
El año pasado, realizamos un estudio sobre el uso de psicoestimulantes en estudiantes de medicina en Chile, y los resultados mostraron un consumo alarmante de metilfenidato, lisdexanfetamina y modafinilo. Lo más preocupante es que alrededor de la mitad de los estudiantes que consumían estas sustancias lo hacían sin prescripción médica. En la universidad, e incluso antes, es común que los jóvenes consuman sustancias como alcohol o anfetaminas porque otros lo hacen, porque se les recomienda para mejorar su rendimiento académico o para reducir la ansiedad generada por el estudio. Sin embargo, pocos son conscientes de los riesgos asociados al consumo de medicamentos o drogas sin la supervisión de un médico. Aunque en los últimos años se ha incrementado la educación sobre estos temas, sigue siendo necesaria una política pública más robusta en educación y prevención del consumo. Si bien algunas sustancias han visto una disminución en su uso, otras, como los psicoestimulantes, han aumentado.
Otro tema relevante es la legalización de las drogas, particularmente de la marihuana, que es la droga más consumida a nivel mundial. En los países y estados donde se ha legalizado, los estudios sobre los efectos de esta medida no han arrojado resultados claros. Algunos incluso han mostrado un aumento en el consumo, lo que podría explicarse por una mayor disposición de las personas a declarar su consumo. De hecho, algunos países, como los Países Bajos, están retrocediendo en sus políticas de legalización. Considero que es difícil tomar una postura definitiva sobre este tema sin una política pública clara y coherente sobre las drogas de abuso. Penalizar a los consumidores no parece ser la solución, ya que no reduce el consumo ni aborda los problemas de quienes padecen adicción o problemas derivados del uso de sustancias. Esto es algo que también se observa con el alcohol, una droga legal. En este sentido, creo que las políticas sobre la legalización deben ir acompañadas de estrategias en educación y salud mental. Solo entonces podríamos esperar efectos positivos de estas medidas.
Autora: Georgina Renard

